Prepárate para estar triste

La muerte de personas cercanas a nosotros es la fuente de estrés más grave que se pueda imaginar. El duelo conlleva un alto riesgo de problemas de salud física y mental durante mucho tiempo.

El duelo es un proceso completamente natural, pero puede ser muy doloroso y frustrante. A veces nos damos cuenta de antemano que alguien está a punto de llegar al final de su vida, en este caso, la parte triste de la experiencia comienza antes de que muera.

Hasta cierto punto, es imposible prepararse para la pérdida de un ser querido. Este es un momento emotivo. Sin embargo, a pesar de estos sentimientos, todavía es posible planificar con anticipación este período difícil, especialmente para aliviar los problemas prácticos que rodean una eventual muerte. Esto puede ayudar a reducir las complicaciones durante las primeras horas y días de duelo, así como las complicaciones cuando intenta continuar con su vida. Actuar temprano puede ser reconfortante porque puede lidiar con diversas situaciones sin aumentar la presión para «mantenerse unido» y resolver el problema.

  • Construye una red de personas solidarias. Los amigos de la familia, vecinos, colegas y extraños en grupos de autoayuda que “han estado allí” pueden brindar apoyo. Deje que las personas que lo rodean sepan por lo que está pasando y adviértales que es posible que necesite más apoyo pronto, o que si no se comunica con ellos durante un tiempo, no se ofenda. Es importante saber cuándo pedir ayuda para que pueda pensar en sus ideas por su cuenta. Una de las claves para afrontar la situación es tratar el duelo como una parte natural normal de la vida, y puede convertirse en un tema sin miedo ni incomodidad.
  • Cuida tu cuerpo. Trate de comer bien y descansar más. Cuando está ocupado lidiando con todas las cosas que rodean la muerte o la lucha contra el dolor, es fácil ignorar sus necesidades físicas.Puede tener dificultades para conciliar el sueño y su sueño puede verse perturbado por sueños vívidos y vigilia prolongada. También puede perder el apetito, sentirse nervioso y con dificultad para respirar, o sentirse exhausto y somnoliento. No intente hacer demasiado.
  • si es posible, Habla con tu jefe Respecto a tomar licencia o al menos delegar parte de la carga de trabajo a los compañeros. Recopile información financiera y legal sobre el duelo con anticipación para que no se sienta abrumado.
  • Prepare al niño explicándole la situación. Y cómo se sintieron cuando y después de la muerte. Si va a cambiar algún arreglo real, adviértalo. Considere la posibilidad de encontrar un consejero especialmente capacitado para ayudarlos y dejar que su escuela comprenda la situación.

Emocionalmente, se acostumbrará a perder los pensamientos, pero esto puede suceder de forma gradual, intermitente. Por lo general, esto no es tan simple como parece, especialmente si conoce a esta persona desde hace mucho tiempo. Puede cambiar entre hablar sobre situaciones de manera racional y luego, de repente, esperar que la persona se recupere.

Hablar sobre pérdidas futuras puede ayudarlo a acostumbrarse a la realidad de la muerte y a superar parte del dolor. Recuerde, hablar de la muerte no es patológico y es aconsejable prepararse para la muerte tanto como sea posible. A veces, puede ser alguien que pueda apoyar a otras personas que también se ven afectadas por la pérdida. Al hacer esto, es posible que poco a poco encuentre una manera de imaginar la vida después de la pérdida, esta persona en su mente y memoria.

La depresión es una parte natural de la tristeza y, por lo general, se resuelve por sí sola. Pero si este no es el caso, puede comenzar a preocuparse de desarrollar depresión clínica. Esto se puede tratar y existen diferentes soluciones que puede discutir con su médico.

Etapa triste

El duelo es una experiencia muy personal y nadie puede decirle a los demás cómo estar triste. Sin embargo, las personas suelen pasar por todas estas etapas antes de adaptarse a la pérdida. Estas etapas pueden ocurrir en un orden diferente o superponerse, y toman diferentes tiempos.

  1. Negado y conmocionado. En esta etapa, nos negamos a creer que sucederá la muerte. Este es un mecanismo de afrontamiento natural, pero puede ser muy perturbador para usted y los demás. Para seguir adelante, debemos enfrentar la realidad y comenzar a aceptar apoyos.
  2. Ira y culpa. Es normal culpar a los demás por nuestras pérdidas o estar enojado con nosotros mismos y con los que hemos perdido. Trate de expresar este enojo en lugar de retenerlo, porque puede causar depresión a largo plazo.
  3. Negociar con nosotros mismos o con Dios. Creemos en lo que nosotros u otros podemos hacer para cambiar la realidad.
  4. Profunda tristeza y desesperación. Esto es inevitable para todas las personas que han sufrido grandes pérdidas. Este puede ser el período más difícil y más largo, con la mayoría de los síntomas físicos. En esta etapa, debemos trabajar duro para superar los recuerdos dolorosos y comenzar a hacer frente a los cambios en la vida provocados por la pérdida.
  5. aceptación. En la etapa final, cuando el dolor no es tan fuerte, comenzamos a aceptar que la vida debe continuar. Con el retorno de la energía, comenzamos a mirar hacia el futuro.

Referirse a

  • www.mariecurie.org.uk
  • www.crusebereavementcare.org.uk

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