Muerte de niños y mascotas
Para muchos niños, su primer duelo real ocurre cuando muere una mascota. Cuando las mascotas mueren, los niños necesitan consuelo, amor, apoyo y afecto, no explicaciones médicas o científicas complicadas. Las respuestas de los niños a la muerte de mascotas dependen de su edad y nivel de desarrollo. Los niños de 3 a 5 años piensan que la muerte es temporal y posiblemente reversible. Entre los 6 y los 8 años, los niños comienzan a tener una comprensión más realista de la naturaleza y las consecuencias de la muerte. Generalmente, los niños no entienden completamente que la muerte es permanente y definitiva hasta los 9 años. Por esta razón, a los niños muy pequeños se les debe decir que cuando una mascota muere, deja de moverse, no ve ni oye, y no se despierta de nuevo. Es posible que deban repetirles esta explicación varias veces.
Hay varias formas en que los padres pueden decirles a sus hijos que una mascota ha muerto. A menudo es útil hacer que su hijo se sienta lo más cómodo posible (usando sonidos relajantes, tomándolo de la mano o rodeándolo con un brazo) y contándoselo en un ambiente familiar. La honestidad también es importante cuando se les dice a los niños que una mascota ha muerto. Tratar de proteger a un niño con explicaciones vagas o inexactas puede generar ansiedad, confusión y desconfianza.
Después de que muere una mascota, los niños a menudo tienen preguntas, entre ellas: ¿Por qué murió mi mascota? ¿Es mi culpa? ¿Adónde fue a parar el cuerpo de mi mascota? ¿Volveré a ver a mi mascota? ¿Puedo recuperar a mi mascota si trabajo duro y soy realmente bueno? ¿La muerte durará para siempre? Es importante responder a estas preguntas de manera simple pero honesta. Cuando las mascotas mueren, los niños pueden sentir tristeza, ira, miedo, negación y culpa. También pueden estar celosos de los amigos que tienen mascotas.
Cuando una mascota está enferma o muere, tómese un tiempo para hablar con su hijo sobre sus sentimientos. Si es posible, puede ser útil que el niño se despida antes de que la mascota muera. Los padres pueden servir como modelos a seguir al compartir sus sentimientos con sus hijos. Hágale saber a su hijo que es normal extrañar a su mascota después de su muerte, y anímelo a que le haga preguntas o busque consuelo y tranquilidad.
Los niños no tienen la mejor forma de llorar a sus mascotas. Necesitan tiempo para recordar a sus mascotas. Es útil hablar sobre mascotas con amigos y familiares. El duelo de una mascota debe hacerse a la manera del niño. Después de que muere una mascota, es posible que los niños quieran enterrar a la mascota, hacer un memorial o realizar una ceremonia. Otros niños pueden escribir poemas e historias, o hacer dibujos de mascotas. Por lo general, es mejor no reemplazar inmediatamente a una mascota que ha muerto.
La muerte de una mascota puede recordarles a los niños otras pérdidas dolorosas o eventos perturbadores. Un psiquiatra de niños y adolescentes u otro profesional de la salud mental calificado puede beneficiarse de los niños que pueden estar abrumados por el dolor y no pueden llevar una vida normal.
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