Consejos para escuchar con atención
La comunicación en el siglo XXI presenta algunos desafíos únicos y algunos recordatorios básicos de etiqueta pueden ayudar a facilitar una comunicación efectiva. Al tratar de hablar con alguien y competir por la atención con su teléfono o tableta, las personas pueden sentirse ineficaces, ignoradas o faltadas al respeto.
En la búsqueda de una comunicación auténtica y constructiva, la multitarea es una barrera que dificulta las oportunidades de flujo recíproco e interacciones de alta calidad. Muchos de nosotros estamos agradecidos de que alguien no revise su teléfono o envíe mensajes de texto con frecuencia cuando comemos, caminamos o hablamos juntos.
La práctica de la atención plena implica prestar atención al momento presente con un espíritu de conciencia, aceptación y no juzgar. El compromiso óptimo no se logra cuando hay una interacción constante con el dispositivo. Volver a lo básico en el ámbito de la comunicación cara a cara incluye la “separación digital” y la presencia total. La comunicación no verbal, como las expresiones faciales y el lenguaje corporal, son parte del proceso de comunicación general y, sin una atención completa, se pueden perder pistas e información importantes.
Creo que una de las principales razones por las que la psicoterapia y el asesoramiento siguen siendo atractivos para las personas es la certeza de que tienen una audiencia cara a cara, atenta y comprometida dentro del tiempo asignado. A medida que mi carrera ha seguido desarrollándose, he llegado a apreciar los matices de escuchar de nuevas maneras. Escuchar es una habilidad de la mente y el cuerpo que involucra todos los sentidos y brinda información sobre los demás y sus historias, emociones, estados mentales, deseos, desafíos, intenciones, necesidades y sueños.
Antes de emitir juicios sobre la negatividad de otra persona, escuchar puede ayudar a comprender qué los motiva, qué temen y cómo se sienten ignorados o ineficaces. Cuando somos verdaderamente conscientes, somos pacientes y no respondemos, observamos completamente, aceptamos lo que está sucediendo y lo reconocemos.
La comunicación efectiva comienza con la habilidad central de escuchar. La escucha consciente implica prestar atención a lo que dice la otra persona, así como a sus expresiones faciales, gestos y el volumen y el tono de su voz. La conciencia y la observación son los primeros pasos para mejorar las habilidades de escucha.
Mientras otros siguen hablando, es natural pensar en lo que vas a decir a continuación. Cuando note que está haciendo esto, reduzca la velocidad, respire y redirija suavemente sus pensamientos de regreso a lo que dijo el orador. Escuche atenta y aceptablemente.
Todos los interrumpimos cuando estaban hablando. Si te encuentras haciendo esto, solo discúlpate y vuelve al modo de escucha.
Otro escollo a evitar es completar las oraciones de otras personas por ellos. Incluso si conoces bien a la otra persona, escuchar intencionalmente significa dejar espacio para que la otra persona exprese todos sus pensamientos sin interponerse ni interrumpir.
Los argumentos incluyen interrupciones mutuas y exclamaciones. Prestar atención a la tendencia a interrumpir, o apresurarse a terminar la oración o línea de pensamiento de otra persona, es un ejercicio que aumenta nuestra conciencia. Una vez que nos damos cuenta de esto, podemos redirigir esta energía hacia la escucha consciente. Este no es solo un primer paso para participar plenamente en el proceso de escucha, sino también una técnica potencial para evitar la escalada y las batallas destructivas. Sentirse ineficaz, irrespetado y no ser escuchado puede ser un gran desencadenante emocional para las personas y puede desencadenar una espiral descendente de conflicto.
Desarrollar empatía al escuchar brinda una excelente oportunidad para concentrarse en los demás en lugar de en uno mismo. La escucha atenta también implica responder al orador, confirmar y reconocer que ha escuchado lo que dijo e intentar aclarar lo que no entiende. Esto puede ser especialmente desafiante si no estamos de acuerdo con lo que dice el hablante y desencadenamos una respuesta emocional en nosotros. Escuchar implica disciplina y moderación, apartarse de nuestro camino para responder en lugar de respuestas puramente automáticas.
El lenguaje corporal es importante: inclinarse hacia adelante sin cruzar los brazos o las piernas, las expresiones faciales, los gestos realizados, la cantidad e intensidad del contacto visual y la cantidad de espacio personal que se ajusta a sus respectivas normas culturales y sociales. Es útil si sus ojos están al mismo nivel, como cuando está sentado o de pie, para que sus ojos estén en el mismo plano.
La escucha consciente incluye respuestas verbales y no verbales, lo que incluye animar a los hablantes a expresarse, ampliar lo que dijeron y aclarar lo que dijeron.
El FBI y algunas agencias de aplicación de la ley han incorporado habilidades de escucha activa en su capacitación en habilidades de negociación de crisis. Algunas de las habilidades en sus lecciones incluyen parafrasear, resumir, reflejar y hacer una pausa antes de hablar.
Hacer una pausa antes de hablar es una forma de validación porque ilustra considerar y digerir lo que la otra persona está diciendo. Ayuda a ralentizar el proceso de comunicación, lo que puede infundir una sensación de espacio y calma en una conversación que puede estar cargada de emociones. Es importante proporcionar espacio para que los oradores hablen y hagan una pausa porque alguien puede estar revisando sus pensamientos y es posible que no haya terminado de hablar. Saltar directamente cuando alguien se detiene puede provocar un cortocircuito en el flujo de comunicación.
La escucha atenta es la esencia de la aceptación: permitir que otra persona se exprese sin interrumpir, juzgar, contradecir o descartar. Realmente prepara el escenario para una comunicación efectiva y es una puerta de entrada a la comprensión y la conexión. La falta de preparación es esencial: puede estar en desacuerdo con lo que se dice, pero la actitud es una actitud de tratar de comprender y reconocer los sentimientos y las perspectivas de los demás.
Es un ejercicio de empatía, un esfuerzo por sentir las propias experiencias y procesos de vida. A medida que desarrolla sus habilidades para escuchar, requiere enfoque, práctica y una actitud compasiva hacia usted mismo y hacia los demás. Volviendo a lo básico del siglo XXI: en la comunicación, todo comienza con escuchar con atención.
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